Mons. Ignacio Ducasse Medina, Arzobispo de Antofagasta
La vida del apóstol y primer Papa nos la cuentan los evangelios y es conocida. Hijo de Juan (o Jonás), nació en Betsaida, era hermano de Andrés y vivía en Cafarnaúm. Estaba casado, probablemente era discípulo de Juan el Bautista y fue conducido donde Jesús por su hermano. Era impulsivo y generoso. Después de la resurrección de Cristo vivió en Jerusalén y luego en Antioquía. Finalmente, llegó a Roma y allí murió en tiempos de Nerón, en la Colina Vaticana.
Se dice que inspiró el Evangelio según San Marcos y dictó -probablemente- dos cartas que forman parte del Nuevo Testamento.
Por su oficio es el patrono de los pescadores, especialmente de los artesanales, lo que hoy se ha ampliado a los hombres y mujeres de mar.
En el calendario litúrgico es una fiesta muy antigua (data del año 354), mientras que en Chile como fiesta tradicional tiene más de un siglo, durante la cual se engalanan las caletas y las embarcaciones para pasear al santo pescador. Hay canto, danza, comida y bebida para agradecer al apóstol los frutos del trabajo que da el sustento diario, así como también la vida, ya que en el mar, como dijo Mario Benedetti, “hay olas tenebrosas que anegan la osadía / y neblinas que todo lo confunden”.
La festividad de San Pedro nos permite destacar también algunos esfuerzos que se realizan para apoyar a este sector de la población, sin duda uno de los más vulnerables en nuestro país. Es el caso de la Universidad Católica del Norte que lleva a cabo iniciativas como el Proyecto AcuyMinAgro que, entre otras cosas, busca apoyar a las pequeñas caletas de la región de Antofagasta. Integrando el desarrollo de la acuicultura, la minería y la agricultura en el litoral costero y en el interior, apunta a soluciones para enfrentar los desafíos del cambio climático en la zona y optimizar el consumo de agua en los procesos. Al mismo tiempo, potencia la biodiversidad en los ecosistemas marinos y apoya la producción de proteínas y de vegetales.
Los objetivos son mayores oportunidades de trabajo para muchos hombres y mujeres, un mejor manejo de los recursos marinos y más calidad en los productos del mar y su elaboración posterior.
En esta fiesta de San Pedro, destaquemos entonces la importancia y riqueza de nuestro mar y la multiplicidad de planos en los cuales debemos abordarlo. Está la industria, que genera oportunidades para emprendimientos pequeños y medianos; están los organismos públicos y privados que promueven, fiscalizan y planifican; y están las universidades, que investigan, promueven el emprendimiento y forman profesionales, pero que también -como hace en este caso la UCN, cumpliendo con sus funciones misionales- tiende una mano solidaria a un sector extremadamente vulnerable de la población, como los hombres y mujeres de mar de las caletas de la zona.
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