Congreso realizado en la UCN Coquimbo reunió a investigadores de Chile, Latinoamérica y Estados Unidos, y también contó con la participación del Secretario Ejecutivo del Diálogo para la Productividad de la Acuicultura.
Un desarrollo significativo y sostenido de la acuicultura en Chile requiere que los diversos actores que participan en esta actividad productiva cambien su forma de relacionarse, para construir confianzas y tener un propósito en común.
Este fue, en síntesis, el mensaje entregado por el Secretario Ejecutivo del Diálogo para la Productividad de la Acuicultura, Luis Pichott (en la fotografía junto a Germán Merino, de la UCN), en el marco del V Congreso de Acuicultura 2014, que se desarrolló la semana pasada (10-12/12) en Coquimbo, organizado por el Departamento de Acuicultura, de la Facultad de Ciencias del Mar, de la Universidad Católica del Norte.
Al evento concurrieron, como relatores y oyentes, profesionales e investigadores de este ámbito, provenientes de diversos puntos del país y de Ecuador, Argentina, Brasil, Colombia, México, Perú y EE.UU., que escucharon con gran interés el mensaje de Pichott de la Fuente, a la cabeza de esta instancia generada en octubre recién pasado por el Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, a fin de detectar las acciones más relevantes para potenciar a la industria acuícola mediante la interacción público-privada.
En este contexto, el directivo advirtió que Chile tiene, en materia de acuicultura, la oportunidad de participar mucho más allá de lo que está haciendo hoy día, subrayando que, a través de los diálogos sostenidos con representantes del sector, ha detectado que “lo que faltan son conversaciones cruzadas”. Mucha gente que incursiona en este ámbito, agregó, tiende a cerrarse en sus espacios de desarrollo, lo que no ayuda a hacer realidad el sueño de ser un gran país acuícola, “y que nuestra tremenda potencia minera a nivel mundial tenga una potencia de producción de proteína equivalente”. Pichott fue incluso más allá, sugiriendo una positiva sinergia entre ambas industrias. El proyecto de mallas de cobre impulsado por Codelco, citó como ejemplo, “es maravilloso, muestra dónde ambas industrias tienen un punto de unión fantástico, creo que en el norte todavía es un desafío pendiente”.
Limitaciones
Respecto a las limitaciones más importantes que frenan los avances en materia acuícola, Pichott resaltó una regulación que no considera la realidad y características de las diferentes zonas del país. Asimismo, dijo, no se ha resuelto el ordenamiento del borde costero en todo el país; el modelo de otorgamiento de concesiones para acuicultura no se ha modernizado para promover la expansión sustentable de la actividad.
A lo anterior se agrega que la búsqueda de mercados no tiene especificidad ni marca nacional.
Y en el ámbito de la investigación e innovación, manifestó, existe una carencia de líneas estables, “con contenido estratégico y financiamiento de largo plazo, que promuevan la creación de capacidades, competencias y sinergias entre grupos de expertos”.
En síntesis, recalcó, “la acuicultura no tiene la relevancia que requiere para ser el segundo gran clúster socio productivo nacional, y hay un camino: para alimentar el mundo desde Chile con alimentos sanos originados en cultivos sustentables”.
Integrar agricultura y aucicultura
La UCN, fundadora en 2007 de este congreso, acogió nuevamente su organización, sumando además dos temas emergentes: la acuicultura en zonas áridas y la acuiponía. La idea, precisó Germán Merino, a la cabeza de la coordinación, era generar una mirada hacia el desarrollo de la acuicultura en la zona norte del país, caracterizada como semiárida a árida, con características muy distintas a las que conocemos hoy en el sur de Chile. “Es un tremendo desafío”, reconoció, que “esperamos que puedan recoger los investigadores de las universidades del norte. Y esperamos, con el apoyo del gobierno, que está trabajando con los incentivos, poder proyectarnos en esa dirección”.
Merino señaló en esta misma línea que la estrategia apunta a una acuicultura de pequeña escala, a la manera de la agricultura familiar campesina, modalidad que además permitiría la integración de ambas actividades productivas, con un uso más eficiente de los recursos hídricos, tal como lo propone la acuiponía.
Adhiriendo a esta propuesta, el Director del Departamento de Acuicultura, Pedro Toledo, señaló que las pequeñas comunidades de pescadores artesanales ubicadas a lo largo de la costa norte aparecen como adecuadas para incursionar en las modalidades de acuicultura propuestas en el congreso, y que un trabajo conjunto de las mismas generaría volúmenes adecuados para consumo local o incluso exportación. Sin embargo, advierte el directivo, aún faltan normas regulatorias que peritan potenciar estas iniciativas.
Mirada a largo plazo
El congreso contó entre sus expositores al en ese momento (en el marco del evento fue sucedido por Antonio Vélez) Presidente Sociedad Chilena de Acuicultura (SCHACUI), Rolando Vega, quien apoyó la tesis de Luis Pichott en cuanto a la necesidad de mejorar el diálogo entre los sectores involucrados en esta actividad. “Es un tema que se arrastra desde hace mucho tiempo, no estamos transmitiendo en un proyecto común”, señala, y lamenta la falta de interacción entre el gobierno, los productores y las universidades, diálogo que, subrayó, es necesario para que no se produzcan desencuentros en el mediano y largo plazo.
En este escenario, ha sido recibido con optimismo la propuesta de crear un “Centro Internacional para el Desarrollo de Acuicultura en Zonas Áridas”, realizada hoy (16) en Arica, en el marco de un simposio Internacional dedicado precisamente a este tema, y en el que están participando varios de los asistentes al V Congreso de Acuicultura 2014, incluidos investigadores de la Universidad Católica del Norte.
Hitos
En su exposición, el Secretario Ejecutivo del Diálogo para la Productividad de la Acuicultura, Luis Pichott, recordó que la acuicultura en Chile lleva ya casi 100 de desarrollo, incluyendo el ingreso de peces a comienzos de 1900, el inicio de la ostricultura y la miticultura en los 60’ y el comienzo del cultivo artificial de ostiones en los 80, concretamente por parte de la UCN, misma época en que llegan los salmones y truchas al sur de Chile.
Chile, agregó, aporta el 1,2% de la producción mundial en este rubro, a la par de Japón y Filipinas, y seguido por EEUU y Brasil (ambos con 0.8%).
Hace apenas 30 años, acotó, la producción nacional acuícola alcanzaba no más de 50.000 toneladas, mientras que el año recién pasado superó el millón. Y de esa cifra, más del 70% son salmones y truchas, y el 24% choritos.
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