El ARFID es un trastorno que afecta tanto a niños como a adultos, y suele pasar desapercibido o se confunde con otros trastornos alimentarios. Un diagnóstico oportuno puede evitar deficiencias nutricionales graves, problemas de crecimiento y/o psicológicos.
El Trastorno de Evitación y Restricción de la Ingesta de Alimentos (ARFID) es un trastorno que forma parte del grupo de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). A diferencia de trastornos más conocidos como la anorexia o la bulimia, el ARFID no está relacionado con el miedo a aumentar de peso o la distorsión de la imagen corporal. En su lugar, las personas con ARFID suelen rechazar los alimentos por una falta de interés general por la comida, por algún miedo específico relacionado a la alimentación, como a atragantarse, a vomitar, entre otros, o por alguna característica sensorial del propio alimento, como el color, textura, olor o sabor, pudiendo llegar a ser extremadamente selectivos y provocar graves consecuencias en su salud física y emocional de los pacientes, causando deficiencias en vitaminas y minerales, problemas de crecimiento, y complicaciones cardiovasculares, renales y óseas.
El origen del ARFID no se comprende completamente, pero los especialistas sugieren que tiene un origen que involucra factores biológicos, ambientales y psicológicos. Los factores biológicos pueden incluir cambios hormonales, problemas con el gusto o la exposición temprana a alimentos, y situaciones estresantes, como el nacimiento prematuro o traumas durante la infancia. Los factores ambientales también juegan un papel clave, como la presión de los padres para que los niños coman o la falta de exposición a nuevos alimentos. Finalmente, los factores psicológicos incluyen experiencias traumáticas relacionadas con la comida, como vómitos frecuentes o episodios de asfixia, que pueden desencadenar un rechazo persistente hacia ciertos alimentos.
Es crucial que los padres y cuidadores estén atentos a las señales de ARFID, para realizar un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado; estas señales incluyen: una alimentación extremadamente selectiva desde la niñez, pérdida de peso, miedos a comer, y rechazo de alimentos basados en su textura, sabor u olor, entre otros. El diagnóstico de ARFID debe ser realizado por profesionales de la salud mental o especialistas, como psiquiatras, psicólogos y nutricionistas.
El tratamiento generalmente incluye terapia cognitivo-conductual para ayudar a los pacientes a superar sus miedos alimentarios, y apoyo nutricional para asegurar que reciban los nutrientes adecuados.
En resumen, el ARFID es un trastorno alimentario serio que requiere detección temprana y un tratamiento adecuado. La concienciación y el apoyo son clave para mejorar la vida de quienes lo padecen.
Persona de contacto con los medios de comunicación:
Pamela Caroca Ramos
Estudiante Nutrición y Dietética, UCN
Teléfono: +56 958196946
Correo electrónico: pamela.caroca@alumnos.ucn.cl
Karen Cortes Zamora
Estudiante Nutrición y Dietética, UCN
Teléfono: +56 973876281
Correo electrónico: karen.cortes01@alumnos.ucn.cl
No hay comentarios