Dr. Héctor Carrasco Correa, psiquiatra hcarrasco@ucn.cl
Director Departamento Clínico, Facultad de Medicina
Universidad Católica del Norte
Acercarse al fenómeno del consumo de drogas en la adolescencia, es un atisbo a una realidad palpable en nuestra cotidianeidad. Describir esa etapa de la vida sugiere algunos aportes teóricos como que adolescencia, se percibe un destete familiar, otorgándole a la comunidad de pares, la acogida y el compartir la realidad.
Es además necesario reconocer que todos nosotros hemos sufrido ya un destete previo que nos desaloja del mundo de los bebés para ubicarnos como uno más de los miembros de la familia.
Además de ser transitoria esta etapa, como las anteriores y posteriores, es especialmente dinámica y cambiante, en un marco social e histórico concreto, y trae consigo experiencias enriquecedoras, pero también conflictivas, como el consumo de drogas y alcohol.
. En el adolescente, la vivencia individual de conflicto suele normalmente expresarse de un modo social y en ese contexto, una vez iniciado el consumo, y a veces sin pasar por un abuso, pueden escalar una rápida progresión a la dependencia.
Si nos contextualizamos en la realidad chilena, el noveno estudio nacional del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA 2010) da a conocer que, de acuerdo a lo declarado por adolescentes de 12 a 18 años, el consumo de marihuana en este grupo ha bajado significativamente desde 9,1% en 2008 (cifra más alta de la tendencia) a 5,3% en 2010. Entre los jóvenes de19 a 25 años se registra la misma tendencia, descendiendo de 17,9% en 2008 a 12,3% en 2010 el consumo de marihuana. Similar fenómeno, de acuerdo al mismo estudio, se observa en el uso de cocaína, disminuyendo tanto en adolescentes (12 a 18 años) como en población joven (19 a 25 años). En este último grupo etario se observa una disminución estadísticamente significativa entre la medición del año 2008 (3,8%) y la medición del año 2010 (1,3%). Incluso el consumo de alcohol, indica el informe de SENDA, consolida el descenso presentado desde 2006. “La prevalencia del último mes cae más de 9 puntos porcentuales, desde 49,8% hasta 40,5%, baja que sumada a la observada entre 2006 y 2008, ilustra una disminución significativa en la tendencia de consumo. La caída del alcohol se explica por un menor consumo en la población adolescente, donde se produce un descenso de 8,8 “.
Estos datos nos dan un escenario muy alentador en el discurso oficial , situación que no se condice con la realidad del discurso coloquial y lo que se observa desde el trabajo en unidades de tratamiento en dependencia de sustancias.
Puede ser que el método de encuestas no represente la realidad o que ésta es tan cambiante que desde 2010 a la fecha exista un cambio sustantivo en los adolescentes consumidores de sustancia.
Cualquiera sea la respuesta , ésta solo es una cifra y la situación de la droga y juventud o droga y comunidad , se muestra por sí misma como una conducta humana. Dependemos de lo inmediato , la droga y sus efectos se inscriben en esa realidad. Queremos, al igual que el adolescente, ser felices ahora , entretenernos , pasar la pena , compartir; en pocas palabras, ser alguien .
La misticidad del efecto droga química se nos pone en perspectiva , como un desafío , pero también como respuesta.
Cada vez que atendemos a adolescentes consumidores , se repite la frase: “Es que me hace mal, por eso vengo” , pero en el fondo de la entrevista encontramos a un joven que busca en la droga lo que no ha obtenido por el logro de otros objetivos , en ocasiones son de participación en la comunidad de los pares, o la compensación afectiva , el demostrar que es capaz .
La intervención frente al consumo de drogas en la adolescencia, por tanto, requiere una mirada integral, asumiendo que es una realidad diaria, compleja y humana, que nos desafía independiente de nuestro rol a ser partícipes de este acontecimiento social.
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