Más de 200 gorros provenientes de ajuares funerarios datados entre el 500 d.C. y el 1.500 d.C. se resguardan en los depósitos arqueológicos del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo R.P. Gustavo Le Paige S.J. de la UCN, en San Pedro de Atacama.
Un grupo de expertos se encuentra realizando un minucioso trabajo de conservación de la colección de antiguos gorros de Atacama resguardados por el Museo R.P. Gustavo Le Paige S. J. de nuestra Universidad en San Pedro de Atacama, en el marco de una investigación encabezada por la arqueóloga, Dra. Helena Horta.
Se trata del proyecto “Estudio multidisciplinario del sistema religioso atacameño: parafernalia alucinógena, cronología y diferenciación social (500-1500 d.C.)”, financiado a través del Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt) de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt).
El gorro fue parte esencial de la vestimenta de los antiguos habitantes del área atacameña, entre el 500 d.C. y el 1.500 d.C., y son investigados dentro del análisis contextual de los objetos que acompañan a los individuos en los ajuares funerarios. “Estos gorros eran usados por hombres -adultos y niños- y son parte de la vestimenta con la que eran enterrados los atacameños varones”, señala Helena Horta, quien agrega que “estamos hablando de que el gorro atacameño tuvo vigencia por los menos durante mil años; es un indicador de identidad, de la calidad de varón y de alguna diferenciación social en estudio”.
CONSERVACIÓN
Las conservadoras Francisca Gili y Macarena Bugueño, encargadas de llevar a cabo las campañas de conservación preventiva en este proyecto, explican que en su trabajo no se intervienen directamente los gorros, sino que se realizan acciones indirectas sobre ellos. Esto, implica mejorar los embalajes para que las piezas descansen en cajas especialmente preparadas para mantener su estructura.
De forma paralela, también se está avanzando en la documentación asociada a cada pieza recuperada por el Padre Gustavo Le Paige en las excavaciones que realizó aproximadamente entre 1955 y 1975. La información contextual es revisada y se sistematiza en fichas de documentación creadas para este propósito.
Tanto el trabajo de conservación preventiva como el de documentación de los gorros, complementan las labores realizadas durante el traslado de la colección a la Zona de Recintos Transitorios del Museo, en donde se encuentran actualmente las colecciones.
“Al conservar la colección de gorros, esta queda disponible para futuras investigaciones y no solo eso, sino que también a disposición de los artesanos locales que quieran conocerla. Con esto, le estamos dando 50 o 100 años más de estabilidad a las piezas y su información asociada”, explicó Francisca Gili.
FORMA CARACTERÍSTICA
Si bien existen en la colección gorros de diferentes formas, el tocado mayoritario es el gorro atacameño. Tiene una forma muy característica y se compone de dos partes realizadas con técnicas diferentes: el casquete superior tejido en técnica de anillado por medio de agujas de cactus y fibra de camélido y, por otra parte, una estructura interior de fibra vegetal trenzada, cubierta por cintas de cuero de camélido.
“Son gorros complejos, porque tienen más de una técnica en sí mismos, e incluyen diseños y colores teñidos en los casquetes. Muchos de estos tienen un gran penacho de plumas de parina de color naranja, que los hace especialmente llamativos”, explicó Helena Horta.
Esta investigación concluirá en 2019, cuando se obtengan los resultados finales que, sin duda, contribuirán a un mayor conocimiento de la práctica alucinógena atacameña y el contexto social que la rodeaba.
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