Massimo Palme
Académico
Escuela de Arquitectura UCN
La quema de neumáticos es un proceso que debe hacerse bajo estrictas medidas de seguridad. Si se hace al aire libre, en cercanía de residencias, puede causar daños importantes en la salud de los habitantes, ya sea a través de la inhalación directa de los humos o bien a través de la contaminación de alimentos guardados.
Estudios desarrollados en diferentes países muestran un importante aumento en las concentraciones en el aire de diferentes contaminantes en cercanía a zonas de incendio de llantas.
Entre los contaminantes se encuentran: óxidos de carbono (CO), de azufre (SOx) y de nitrógeno (NOx); compuestos orgánicos volátiles como cloruro de hidrógeno, benceno, hidrocarburos aromáticos; y metales pesados, como arsénico, cadmio, níquel, mercurio, zinc, cromo y vanadio.
Cuando la combustión es duradera o reiterada en el tiempo, los contaminantes pueden llegar a dejar su efecto permanente en los suelos, las superficies de agua y los mantos acuíferos. Las consecuencias sobre la salud pública de la exposición a estas emisiones pueden variar desde irritaciones a la piel y ojos, hasta desarrollo de propensión a cáncer, enfermedades pulmonares y patologías del sistema nervioso.
Es absolutamente necesario que se implementen medidas de planificación urbana para determinar e implementar los dispositivos de control necesarios a esta actividad, así como establecer los eventuales sectores de la ciudad en donde tal actividad pueda permitirse y definir los límites y distancias a respetar para no afectar drásticamente el entorno.
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