Gianni Romaní
Investigadora CEMP/IDEAR
Universidad Católica del Norte
Durante los últimos años, el tema del emprendimiento ha estado presente en la agenda de casi todos los gobiernos de los países emergentes y desarrollados, por su vinculación con el desarrollo económico. Sin embargo, poco se sabe acerca de la distribución espacial del emprendimiento en los países; de esto trata el proyecto Fondecyt 1130356 que lleva como título “La Geografía del Emprendimiento en Chile”.
Uno de los principales resultados de este estudio muestra que el emprendimiento en el país, definido como autoempleo o empleador, no es homogéneo en todo Chile. Existen patrones espaciales y clusters comunales de emprendimiento que presentan alta heterogeneidad en los entornos locales, según las características de sus emprendedores.
Hay entornos dinámicos e innovadores, como el eje nororiente de Santiago, pero también entornos deprimidos y de subsistencia, como La Araucanía. Además, se ha identificado la existencia de tres grandes clusters: el primero, el área nororiente de Santiago, que presenta las condiciones más favorables para promover un emprendimiento con potencial de crecimiento e innovación, debido al elevado nivel educativo de sus emprendedores y su alto nivel de logro en términos de ingresos.
En el otro extremo encontramos la mayor parte a la Región de La Araucanía y algunas comunas del Biobío y El Maule, caracterizadas por un emprendimiento precario y de subsistencia, con emprendedores por cuenta propia, poco educados y empobrecidos.
Una situación mixta se da en la mayoría de las comunas de las regiones de Arica y Parinacota, y Tarapacá donde, si bien los emprendedores por cuenta propia han logrado ingresos relativamente altos, presentan un nivel educativo bajo.
Por otro lado, también hay evidencia de que los niveles de esta actividad en esas comunas han permanecido constantes en la última década, perpetuando las brechas de emprendimiento actuales.
Estos resultados cuestionan la pertinencia de la política pública en el país, caracterizada por no considerar en su diseño el efecto de las diferencias espaciales y que ha dado lugar a lo que Lederman y otros (2014) denominan “de emprendimientos poco productivos e innovadores”. Por ello, una política en esta materia que tenga en cuenta las diferencias regionales es un imperativo.
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